Con el paso del tiempo, las adversidades que me presenta la vida, me han enseñado a edificarme como ser humano.
Las huellas
que me han dejado ciertas lecciones las tomo como medallas, así mientras más transcurran los años, más orgullosa de mi estaré, porque gracias a esas
cicatrices puedo recordar las lecciones y así no volver a cometer los mismos
errores.
Me han
decepcionado muchas actitudes de los demás, me han dolido y de las mismas he
aprendido y comprendido que no las puedo cambiar, solo aprender a vivir con
ellos o simplemente dejarlos atrás.
Hoy te
sugiero (basándome en mi propia experiencia), que no te arrepientas de los
momentos en los que has tropezado y
por ellos hayas sufrido, porque de algo te servirán en el camino.
Lleva tus
cicatrices como medallas, vive intensamente día a día, sin preocuparte mucho
por las actitudes de los demás, pues es probable que ellos no cambien. Así que…
aunque te cueste un poco hazte (literalmente) el loco y sigue tu camino.
Deja que el
tiempo haga lo suyo y veras que las cicatrices pasaran de doler, a ser tus
medallas. Dios te bendiga!
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