martes, 12 de diciembre de 2017

Únicamente mía





     He descubierto que la mitad que estaba esperando siempre había estado conmigo, a fin de cuenta siempre he sido yo la que mejor me ha comprendido, quien más me llena y me consiente cuando lo necesito, con quien mejor disfruto de un café, de un libro.
 
     Definitivamente conmigo es con quien más me río, más disfruto y más vivo, no necesito a nadie más para ser feliz, solo estar conmigo, no sé si escandalizarme o felicitarme. Puedo enojarme conmigo misma y al instante reconciliarme, no me guardo rencor, me perdono constantemente y sobre todo vivo intensamente.

     Soy yo quien mejor sabe darme espacio y a quien más necesito, conmigo puedo salir un viernes por la noche y despertarme al siguiente día sin temor al compromiso. Puedo esperar más de mí sin miedo a decepcionarme.

     Tengo sed de vivir tanto; de crecer, de edificarme, de superarme, de andar por ahí sin explicarle nada a nadie, y es que ya no tengo tiempo para esperar nada de nadie. Por mucho rato deseé encontrar en algún lugar a mi otra mitad, esa que me llenara y me complementara, ¡vaya que estaba equivocada!

     Que fortuna el poder vestirme y llevar el cabello como se me dé la gana, sin importarme las opiniones de la gente porque solo yo puedo gobernarme, y es que soy entonces únicamente mía, no de nadie. 




viernes, 26 de mayo de 2017

Amarse a uno mismo


     
    Últimamente me ha tocado aprender mucho sobre lo elemental que es amarse a uno mismo, respetarse, valorarse y hasta hablarse bonito. He aprendido que indiscutiblemente en los mejores momentos está uno consigo mismo y que quien más debe enorgullecerse es también uno mismo. 

     No podemos darle cabida  al desánimo por el hecho de que alguien no nos apoye, porque el apoyo más importante está dentro de cada uno de nosotros. No hay mejor manera de levantar los ánimos caídos que mirarnos al espejo y decirnos ¡Tú puedes!

     Amarse a uno mismo en nada tiene que ver con el autoestima inflada, porque es cuestión de reconocer nuestras debilidades pero amándonos por encima de ellas para de esa manera poder corregirlas en vez de censurarnos constantemente. Es imperdonable dejar que nos maltraten, nos deprecien o atenten con nuestra esencia, debemos tratarnos como a un regalo divino, porque eso somos; un regalo divino.

     Es necesario que llevemos un dialogo con nosotros aunque parezca descabellado, es necesario  que nos riamos todo lo que podamos y mejor si es de nosotros mismos, es bastante divertido reírnos de nuestras estupideces así la carga se hace más ligera.

     Si el día fue maravilloso, hay que celebrarlo y si no, se celebra lo que se aprendió, pero hay que celebrar aunque sea a solas con música a todo volumen y coreando una canción sin la más mínima afinación.

     La resiliencia juega un papel fundamental en este tema, porque solo aquellos que tenemos la capacidad de levantarnos de una caída y salir renovados de ella, sabemos lo importante que es amarse a uno mismo.

     Para poder recibir lo que queremos, tenemos que dar, pero a quien primero debemos darle es a nosotros mismos, porque nadie puede dar aquello que no tiene y nadie recibe lo que no puede dar. Tenemos que amarnos primero para poder amar a alguien más. 

     Confieso que me costó muchísimo comprender todo esto y me falta mucho más por comprender,  pero lo que he logrado hoy quiero compartirlo porque ¡Qué bonito es amarse a uno mismo!

sábado, 14 de enero de 2017

Con él Comenzó mi Calma





     Hace un buen tiempo no sabía yo que se sentía estar en paz conmigo misma, vivía llena de recuerdos tormentosos, de males que al caer la noche  me impedían dormir, pesadillas que me sumergían en llanto, dolor y amargura, la amargura de no vivir un buen amor, de no saber que se sentía amar siendo yo misma, me faltaba el oxígeno y la negativa de abrirle paso a un nuevo amor me poseía una y otra vez.

Entonces hubo un día, cuando menos lo esperaba, cuando ni aceptarlo quería, me topé cara a cara con su calma y entonces  sin más  fue dándome la paz que alberga en sus ojos, transformando paulatinamente el significado de mis constantes suspiros y entonces ya no hubo dolor ni vacío.

Fue disipando mis pesadillas como viento que esparce el humo y comencé a reírme con muchísimas ganas, a experimentar el placentero dolor abdominal que ocasiona reírse a carcajadas, que ocasiona reírse de amor,  ha ido desde entonces curando las heridas de  mi alma, y me calma, y me llena su descanso entre mis brazos, sus suspiros entre abrazos.

Con él comprendí que  Dios sabía exactamente lo que estaba haciendo para cuando no me respondió  y decidió entonces ponerlo a mi lado. Su tranquilidad y su respeto me dan vida, me demuestran que generalizar nunca es bueno porque siempre habrá quien quiera  lo que eres, sin restar, sin hacer menos, siempre habrá quien quiera de forma diferente. 

Él por su parte se  hace adulto para cargarme como a un niño y tan niño para darme su ternura, va por ahí como  quien quiere pasar desapercibido haciendo magia en mi interior, haciendo cosas extraordinarias, va enamorándome sin pausas…