No se trata de amarlo mientras lo poseo, es amarlo mientras
lo aprecio y admiro, aprecio su belleza y su fantástica esencia.
Es como cuando amas una flor y procedes a recogerla, esta morirá.
Entonces, sí amas de verdad, debes dejarla
ser quien es, simplemente apreciándola.
No es pretenderlo tuyo pues nadie posee a nadie, es tratarlo
con cuidado como si fuese tuyo.
Es apreciar su esencia, porque todos tenemos algo de maravilloso,
sorprenderte y admirable, está de nuestra parte descubrir ese ¨algo¨ en la
persona que apreciamos. Si nos gusta ese algo o simplemente lo aceptamos, luego de ello, podemos estar seguros que
realmente amamos.
Después de descubrirlo, el secreto está en hacérselo saber
con elogios y buenas atenciones, recuerda que si dejas de atender, se pierde el
interés.
Puede que pierdas lo que hoy te ofrecen,
lo triste no es perderlo, lo triste es perderlo por miedo a intentar
cambiar tu vida y dejar que el milagro suceda.
MILAGRO… Ese que
radica en dejar ser amado por quien tiene tantas intenciones de hacerlo, ser el arquitecto de tu sonrisa y que su
felicidad parta de apreciarte y admirarte día con día.
No trates de cambiar lo que pertenece a tu esencia, si han de amarte, deben hacerlo con la misma reciprocidad
con la que amas a ese ser.
Una rosa es fantásticamente hermosa aunque posea espinas, si
estas le son arrancadas, la misma deja de ser quien es realmente, pues ha
perdido una de sus características.
Si no te aman siendo quien eres, entonces no te aman porque
no te valoran, amate tú y espera a ese ser que si sepa la bella rosa que eres, que no pretenda poseerte, solo apreciarte.