Querida amiga:
Siguen pasando los días y cada vez se me es más difícil
aceptar que ahora eres mi fiel compañía, luego de la ausencia de aquello que me
hizo sentir tan viva y ahora solo me produce tristeza tras recordar cada
momento maravilloso y ahora extinto en mi vida.
Misteriosa amiga compuesta por nueve letras, ahora te siento
cada vez que me invade un recuerdo que aun deseo revivir.
A tu lado se me escapan sonrisas al pensar en lo que pudo
haber sido. A tu lado también comprendí que cuando amé a quien tuve realmente
al frente fue a mí misma reflejada en quien amé.
Dicen que solo se ama una vez, no sé si ésta fue la única o si todavía no he amado por primera
vez.
En tu compañía me toca aceptar que hay de quienes son solo
ave de paso en mi vida y que solo pasan para dejarme un aprendizaje importante,
una huella imborrable.
Cuan ruda sueles ser a veces, pero tan necesaria para edificarme.
Me haces callar y escuchar los gritos más profundos del silencio, luego en la desesperanza que me ocasiona
el mismo, me induces a hablar para desahogarme y reponerme.
No quieres enseñarme a soltar aquello que no es mío, eso me
hace comprenderte cada día menos.
Sé que al final tú no eres ave de paso, tú siempre eres esa ave que se va y regresa al nido, supongo que de eso se trata la vida, de vivir y de
que regreses a mi vida.
En fin querida amiga, no sé si darte las gracias, o repudiar tu compañia.
Atte: tu tan nostalgica amiga.