Hoy te invito un café; para contrarrestar esos pensamientos
destructivos que nos invaden, para esos temores que llevamos dentro, para la soberbia
que nos deja un fracaso, para la rabia de un momento.
Sin duda, no hay nada mejor que uno de estos para remediar los males, organizar pensamientos y hacer fluir ideas.
Por esto y mucho más; hoy te ofrezco un café… y mientras lo saboreas, quiero que recuerdes lo importante que eres y lo mucho que vales,
quiero que disfrutes cada sorbo, porque en cada uno se nos va un instante de
nuestras vidas.
Quiero compartir contigo un café distinto, de mañanas
resplandecientes para afrontar con energía los vaivenes rutinarios, un café lleno de esperanza y
entusiasmo, de risas a carcajadas, de miradas cautivadoras y penetrantes, un
café lleno de proyectos, de anécdotas, de una tarde que se nos pase volando…
¡en fin! quiero compartir contigo un café de esos que saben a gloria.
Deleitemos juntos un café bien cargado, calientico y de
exquisito aroma, de esos que se toman los adultos valientes y de carácter
fuerte, un café cerrero, porque vale más amargo el café y no la vida.
Recuerda que al mal tiempo se le contrarresta con un buen café.