sábado, 14 de enero de 2017

Con él Comenzó mi Calma





     Hace un buen tiempo no sabía yo que se sentía estar en paz conmigo misma, vivía llena de recuerdos tormentosos, de males que al caer la noche  me impedían dormir, pesadillas que me sumergían en llanto, dolor y amargura, la amargura de no vivir un buen amor, de no saber que se sentía amar siendo yo misma, me faltaba el oxígeno y la negativa de abrirle paso a un nuevo amor me poseía una y otra vez.

Entonces hubo un día, cuando menos lo esperaba, cuando ni aceptarlo quería, me topé cara a cara con su calma y entonces  sin más  fue dándome la paz que alberga en sus ojos, transformando paulatinamente el significado de mis constantes suspiros y entonces ya no hubo dolor ni vacío.

Fue disipando mis pesadillas como viento que esparce el humo y comencé a reírme con muchísimas ganas, a experimentar el placentero dolor abdominal que ocasiona reírse a carcajadas, que ocasiona reírse de amor,  ha ido desde entonces curando las heridas de  mi alma, y me calma, y me llena su descanso entre mis brazos, sus suspiros entre abrazos.

Con él comprendí que  Dios sabía exactamente lo que estaba haciendo para cuando no me respondió  y decidió entonces ponerlo a mi lado. Su tranquilidad y su respeto me dan vida, me demuestran que generalizar nunca es bueno porque siempre habrá quien quiera  lo que eres, sin restar, sin hacer menos, siempre habrá quien quiera de forma diferente. 

Él por su parte se  hace adulto para cargarme como a un niño y tan niño para darme su ternura, va por ahí como  quien quiere pasar desapercibido haciendo magia en mi interior, haciendo cosas extraordinarias, va enamorándome sin pausas…