lunes, 6 de abril de 2015

Mi Nueva Esperanza


 

Hoy he vuelto con más ganas de vivir, vengo con nuevos sueños y una nueva esperanza.  


Siempre es necesario tomar un descanso para encontrarse consigo mismo, y organizar todos aquellos sentimientos encontrados. En ese descanso aprendí que la vida es perfectamente incomprensible y que las cosas pasan por que tiene que pasar.

De suerte, pude darme cuenta a tiempo de que estuve a centímetros de ser testigo de mi propio suicidio pues quien vive sin esperanza, se ha dado muerte a sí mismo.


Entre los diálogos de costumbre con Jesús, le cuestioné mi destino y solo me hizo saber que debo vivir con aquello que ha de llamarse Esperanza, esa  que nadie puede robarte, que es la última en perderse. Asimismo me demostró que tan solo basta con que tener un poco de fe, del tamaño de un grano de mostaza para que todo se nos haga menos caótico.


Y es entonces como aquí estoy de nuevo, y esta vez  con una nueva Esperanza a quien he denominado; Mi prisma, esa descomposición insólita de luz, desvelo, sangre, pasión y anhelo.


Mi esperanza anda por la vida repartiendo cálidas sonrisas, luciendo los hoyuelos más dulces y tiernos que mis ojos nunca antes habían visto y que con tan solo un par de sus miradas, y suspiros, ha sido capaz de hacerme entrar en  un paroxismo sentimental.


Por si fuese poco; esa esperanza tan mía, inclina sus rodillas ante el Dios que tanto amo, y ante el mismo Jesús protagonista de mis diálogos, ¡Vaya, que curioso! 


Confieso que verle sus manos sumergidas en una oración lo convierte en mi sueño febril y despierto, es definitivamente imposible no imaginar mis dedos fusionados a los suyos.


Y aunque mi prisma me haga feliz solo a ratos, mi fe ya es más que un grano de mostaza  y mi Esperanza está pulida  con una espera paciente…