Hoy día, no es nada fácil el
salir a la calle y toparse con gente muy diferente a ti, se necesita de mucha
tolerancia para sobrellevar esta carga.
Esta sociedad está tan enferma que exige pensar,
hablar y actuar como ella; lo cual no seria muy saludable el seguir sus ordenes.
Me parece una completa
aberración, el aparentar estar domesticados para encajar en una sociedad a la
que si respiras o no, le sigue importando menos cada día.
Antes pensaba que la mucha gente
que me rodea, quizás necesitaba ayuda médica, debido a tener comportamientos
inhumanos; hoy pienso que soy yo la que
tal vez necesite ayuda, por tratar de entenderlos y no de aceptarlos, pues sin
darme cuenta estaba comportándome de la misma manera egoísta que a ellos les
caracteriza.
Lastimosamente vivo en una
sociedad en la que hasta dar los buenos días, sabe simplemente a rutina, la educación se fue
de viaje y la tolerancia quedó sin empleo.
Ya eso de que debemos amarnos
unos a otros, es pura falacia. Al transcurrir el día voy observando como ya la
gente no da permiso en una cola, los jóvenes ven a los ancianos de pie desde
sus asientos, las insolencias son tendencia y el criticar a otros, el mejor
pasatiempo.
Me aterra pensar que de momentos,
quizás he actuado como ellos y lo peor
es que sin beneficio alguno. En ocasiones, he tratado de complacer a mucha
gente, lo que me indica la posibilidad de estarme contagiando.
Es que todavía no acabo de
comprender que la gente es como es y hagas lo que hagas, vas a seguir teniendo
el mismo valor para ellos.
Muy lamentable es que quieras a
tanta gente, que ni siquiera saben que es querer, ya los sentimientos en esta
sociedad, valen lo mismo que la moneda venezolana.
Pues sí… creo que la que primero
necesita ayuda soy yo al darle tanta importancia, o al hecho de restársela y comportarme como ellos ¡que dilema!
Me di cuenta que esta sociedad
está en un estado tan deplorable, que ya no es merecedora de mis palabras y
sonrisas.
Entonces, como todavía gozo de un
golpe de filantropía y optimismo, creo que el cambio está en uno mismo, aunque a veces me dé solo por respirar
y dejar todo igual.
Pero como ya hay menos gente
interesante y más interesada, tal vez sea mejor guardar mis palabras y sonrisas
para quien como yo, aborrezca esta asquerosa sociedad por miedo a enfermar, y las aprenda a valorar…