martes, 25 de junio de 2019

La Fidelidad



La fidelidad existe cuando no quieres otra piel, otra carne, otros besos, otro calor que no sea el de esa persona que te hace explotar en libertad y en deseo, pero estando a su lado.

La fidelidad existe cuando solo tienes ojos y vida para amar a esa sola persona, yo creo ahora rotundamente en ella porque jamás le había sido tan fiel a un ser en pensamiento, cuerpo y en alma como lo soy ahora.

La fidelidad existe cuando un solo cuerpo hace que no te apetezcan otros, porque solo el logra estremecerte como no te da la gana de que te estremezca otro.

Para todo lo demás no existe la fidelidad; existe el respeto. Dicen que del pensamiento a la acción hay mucho trecho;  eso es muy cierto, es válido ser infiel en pensamiento e incluso en sentimientos, lo no perdonable es materializar dicha infidelidad y para que esto no ocurra lo principal es el respeto, para contigo y para con la persona afectada.

Respeto no es una obligación sino una consecuencia  cuando no te apetece otro cuerpo más que aquel que te da calor y te satisface en todos los sentidos, para entonces no solo estarás respetando sino siendo rotunda y completamente fiel.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Ve


    

     A veces no es como quieres sino como toca, quizá no vayas con las mismas ganas, pero ve igual… quien quita y sale algo bueno, ve aunque no te guste mucho pero ve,  aunque sea para que no digan que no lo intentaste, o que fue tu culpa, ve porque todo pasa por algo, porque al final todo tiene sentido aunque ahora no entiendas nada.

     Es mejor sentirse vivo cometiendo errores, que morir haciendo siempre lo que la sociedad cree correcto, lo único que debe imperar es lo bien que te sientas haciendo eso, lo único que cuenta es la sanidad y felicidad que te dé.  En algún momento tenemos que aprender que nadie puede hacer nada por nosotros, que para vivir no basta con estar vivo, para vivir entre otras cosas; se necesita gallardía y templanza. 

     Ve ahora mismo, haz eso que tanto tu alma desea, ve a luchar por tus sueños, no importa por donde empieces ni como lo hagas, pero comienza, no dejes que nadie te turbe, que nadie te tropiece, que nadie te desordene, si te tienes que ir… vete, vuela, vive pero ve. Ve; del verbo ver y del verbo ir, porque van de la mano, para irte necesitas ver que tienes que hacerlo, que no puedes seguir donde estas si no eres quien realmente eres.

     Es enervante estar en un lugar que no te deja ser quien eres, donde no encajas, no eres feliz, no puedes opinar, no vives… De esos lugares te tienes que ir;  tienes que volar tan alto como puedas. No se trata de querer o no querer irte, se trata de hacer lo mejor y eso es irte al lugar donde puedas vivir, donde sientas que vives, no podemos dejar que el miedo o la costumbre nos quiten las ganas, así que levántate y ve; del verbo ver y del verbo ir.

martes, 12 de diciembre de 2017

Únicamente mía





     He descubierto que la mitad que estaba esperando siempre había estado conmigo, a fin de cuenta siempre he sido yo la que mejor me ha comprendido, quien más me llena y me consiente cuando lo necesito, con quien mejor disfruto de un café, de un libro.
 
     Definitivamente conmigo es con quien más me río, más disfruto y más vivo, no necesito a nadie más para ser feliz, solo estar conmigo, no sé si escandalizarme o felicitarme. Puedo enojarme conmigo misma y al instante reconciliarme, no me guardo rencor, me perdono constantemente y sobre todo vivo intensamente.

     Soy yo quien mejor sabe darme espacio y a quien más necesito, conmigo puedo salir un viernes por la noche y despertarme al siguiente día sin temor al compromiso. Puedo esperar más de mí sin miedo a decepcionarme.

     Tengo sed de vivir tanto; de crecer, de edificarme, de superarme, de andar por ahí sin explicarle nada a nadie, y es que ya no tengo tiempo para esperar nada de nadie. Por mucho rato deseé encontrar en algún lugar a mi otra mitad, esa que me llenara y me complementara, ¡vaya que estaba equivocada!

     Que fortuna el poder vestirme y llevar el cabello como se me dé la gana, sin importarme las opiniones de la gente porque solo yo puedo gobernarme, y es que soy entonces únicamente mía, no de nadie.